jueves, 15 de marzo de 2012

Enredadera


Soy un mar de atados. Soy una enredadera. Tengo hojas por todos lados y lianas que se afirman a árboles, sobre mi crece un extraño moho difícil de arrancar. Y me lleno de lianas firmes y otras mas delgadas jugando a correr entre mis neuronas epilépticas. Soy como un mar lleno de algas que flotan libremente y se enredan entre las personas. Eternas que van y vienen, se apropian de un pequeño sector en vez de dispersarse por todos lados y flotar libremente.
Entre pegajosa y superflua, firme y a veces blanda y escurridiza. Ataosa, nudosa, una enredadera interna. 

Lo que estoy siendo


Quédate un momento, deshace tus palabras, vuelve a lo más profundo de tus pensamientos. Éramos conscientes de nuestros reflejos, hoy se nos acentúan las contradicciones.
Tu calidad de humano no lo dice todo, y es que en los escollos de tu alma aparecen tus verdaderas intenciones. No seas tan bueno, sé que no lo eres. No seré tan perfecta,  mi pretensión solo refleja mi escasez.
Y nos vestimos con las miradas, para acallar nuestros impulsos, caminando por las veredas,  a paso seguro pero a la vez descuidado… A estas alturas no sé si hablar, mi relato podría no ser mío. 

¿Cómo habla la clase política de los movimientos estudiantiles?

Contextualización

En abril del 2006 comenzaron a salir a las calles a protestar los estudiantes secundarios. Con cada vez más adhesión a nivel nacional, la denominada “Revolución de los Pinguinos” presentó la gran queja contra el sistema educacional vigente. Y entre varias exigencias que se hacían al gobierno, tales como la gratuidad del Pase Escolar y de la Psu, se demandaban cambios estructurales en la educación chilena, la cual estaba marcada por el principio de libertad de enseñanza, lo que permitía la participación de privados reduciendo en gran medida la participación del Estado, llevando a enormes diferencias entre la calidad de la educación recibida por los diferentes estratos sociales .
Tal movimiento alcanzó magnitudes jamás pensadas. A la fecha del 26 de mayo se estimaban entre 600 mil y un millón de estudiantes en paro, entre los que se encontraban colegios de todo el país, incluyendo particulares y subvencionados.
Los actos de violencia registrados durante las manifestaciones llevaron al gobierno a manifestar su repudio contra el movimiento afirmando en todo momento estar “abiertos al dialogo”, actitud que se revisará más adelante. Pero el movimiento causó tal impacto que ya el 1 de junio la presidenta Bachelet anunciaba un paquete de medidas resolutorias entre las cuales se encontraba la promulgación de una nueva ley que desplazara la LOCE, la más adelante llamada Ley General de Educación, y la creación de un Consejo Asesor Presidencial de la Educación. Después de estos anuncios el movimiento fue decayendo, presentándose durante el año algunas manifestaciones con menos convocatoria.
Dos años más tarde, con la discusión de la Ley General de Educación en el Congreso se convocaron nuevas manifestaciones en contra de la promulgación de dicha ley, argumentando que ésta no resolvía el problema del lucro ni de la calidad en la educación. En aquella ocasión la Ministra de Educación Mónica Jiménez dijo "no entender" el movimiento de los estudiantes, ya que dicha ley era un avance significativo en la materia. Finalmente es promulgada en agosto del 2009.
Recientemente han vuelto a aparecer movimientos estudiantiles por parte de los universitarios, quienes hace unas semanas convocaron a más de 3000 estudiantes en una marcha en el centro de Santiago. Entre las peticiones se encuentra una solicitud de una participación real de éstos en los cambios que pretende impulsar el gobierno en cuanto a la educación superior y un aumento en el bono a los alumnos afectados por el terremoto. Esta vez el actual ministro, Joaquín Lavín, manifestó “Paros este año para perder clases, francamente, con una mano en el corazón, no es lo que Chile quiere”, declaraciones que más adelante se analizarán más en profundidad.

Posiciones de los involucrados en el espacio social.

El actual sistema democrático consiste en una participación representativa, es decir los ciudadanos elijen representantes tales como parlamentarios que votan leyes por mí o se elije la cabeza del poder ejecutivo. La clase política, por las atribuciones que se les otorga, además de poseer poder político, tiene acceso a los medios de comunicación y toman las decisiones relevantes a nivel nacional, tales como la educación. El hecho que tengan acceso privilegiado a los medios de comunicación, teniendo a su disposición un canal de televisión “oficial” y gran cobertura y citas en diferentes medios, le entrega, en palabras de Teun Van Dijk, un recurso de poder. Y eso les entrega la capacidad de controlar, en su propio interés, los actos y las mentes de los grupos (Van Dijk, 1999).
Por otro lado, el lugar que ocupan los estudiantes secundarios en el espacio social queda limitado a sus acciones como tales, o sea, asistir a recintos educacionales a “recibir educación”, no siendo parte de la gestión de ésta. La organización queda en manos del Estado que regula hasta cierto punto la gestión de los sostenedores (que en los casos de los municipalizados está a cargo de las municipalidades); los alumnos no deciden ni participan activamente en su educación. Y en el caso particular de los universitarios, por el hecho de ser mayores de edad solo les queda como instancia oficial “participativa”, el votar por candidatos al parlamento o a la presidencia, de manera de terminar cediendo dicho poder a éstas personas. A esto hay que sumar el hecho de que los estudiantes no tienen acceso a la producción de discursos públicos, sobre todo en el caso de los secundarios.
De esta manera, los estudiantes quedan situados en un nivel inferior en comparación a la clase política y las tensiones que generan estas posiciones lleva a las demandas por parte del movimiento estudiantil al no sentirse escuchados ni partícipes de la educación que ellos mismos reciben y que manifiestan no está siendo de calidad. Llegando así a medidas de presión tales como las marchas, paros y tomas de establecimientos; produciendo una serie de declaraciones (discursos) por parte de ministros, parlamentarios e incluso la presidencia en contra del movimiento.
En planteamiento central del presente ensayo es que la clase política (elite simbólica) intenta desarticular el movimiento estudiantil (minoría) tanto de universitarios como de secundarios mediante discursos que caen en descalificaciones, concentrándose en los disturbios generados en las protestas y paros, en la no asistencia a clases, etc evitando así referirse directamente a las ideas base de la movilización, para no hacerse cargo de las demandas expuestas.

Para solventar las afirmaciones anteriores, se procederá a analizar diferentes discursos emanados por miembros de la clase política sobre los movimientos estudiantiles presentes en los últimos años mediante el Análisis Crítico del Discurso.